El arte de la guerra - Sun Tzu
"El desorden llega del orden, la cobardía surge del valor, la debilidad brota de la fuerza"
Sun Tzu, 206 a. C.
Todo está basado en la percepción, en la fuerza del ímpetu. Esto hace que el valiente pueda luchar, que el timido sea valeroso, el cuidadoso hacer de centinela y el inteligente estudiar, analizar y comunicar. Un general y líder conoce a su gente, gestiona sus convicciones, asigna a cada uno de ellos, en función a sus habilidades, responsabilidades adecuadas.
Forma parte de un proceso cíclico de métodos, teniendo a la manipulación como principal arma. Se requieren de métodos ortodoxos tanto como heterodoxos para crear un ambiente de ambigüedad y crear incertidumbre en tu oponente, logrado esto, la victoria estará más cerca a tu bando.
Si un general no es capaz de transmitir entereza a su tropa, entonces se pierde la batalla antes de iniciarla. Si se obtiene la victoria sin necesidad de ejercer la fuerza entonces tenemos la mejor forma de victoria.
Si se quiere fingir desorden para convencer a tu oponente y distraerlo, primero tienes que organizar el orden, porque sólo entonces puede crearse un desorden artificial. Si se quiere fingir que eres el cobarde de los cobardes para conocer las estrategias contra ti, primero tienes que ser extremadamente valiente, porque sólo entonces puedes actuar como tímido de manera artificial. Si se quiere mostrar y fingir debilidad para inducir la arrogancia en tus enemigos, primero se debe ser extramadamente fuerte porque sólo entonces puedes pretender ser débil.
Entonces el orden y el desorden son consecuencia de tu organización; la cobardía es una cuestión de valentía e ímpetu; la fuerza y debilidad son una cuestión de como percibas tu espacio y la firmeza con la que afrontes cualquier situación de prueba.
Así se puede lograr ser como las rocas en un acantilado. Si el terreno es plano y las rocas son cuadradas, no se moveran ni por inercia propia. Si el terreno está en pendiente pronunciada y las rocas son redondas, éstas precipatarán montaña abajo con toda la fuerza del conjunto. Por lo tanto, cuando se conduce a un grupo humano con astucia y prudencia, el impulso de ellos sera como el de rocas redondas abriendose paso en un acantilado, ésta es la fuerza que produce la victoria.
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